martes, 23 de marzo de 2010

COMO DEBERIA SER NUESTRA NATURALEZA


LA NATURALEZA PERFECTA DEBERIA SER SIN VIOLENCIA SIN CONTAMINACION NO TALANDO LOS ARBOLES NO BOTANDO BASURA , NOS HACEMOS UN DAÑO SIN OXIGENO NO PODEMOS VIVIR
La perfección no existe entre los seres humanos. Las formas perfectas son productos de la continua mentalidad del hombre por sentirse dios. El círculo de 360 grados sólo habita en los recónditos laberintos de la mente. ¿Por qué entonces concebimos un concepto como el de perfección? ¿Realmente se nos introduce al nacer, como afirma Descartes? De ser así, ¿quién lo introduce? ¿Cuál fue el parámetro que hemos tomado para albergar semejante monstruosidad? Ya es un cliché hablar de la perfectibilidad del ser humano. No por ello deja de ser menos cierto que los seres humanos podemos mejorar lo que hacemos. Mi duda es, ¿siempre podemos mejorar o existen límites? Al observar la realidad me percato más de los límites que existen que de lo contrario. ¿Por qué, entonces, nosotros pensamos que podríamos ignorar lo evidente?

De hecho, aquí está lo interesante. La realidad está limitada y, hasta donde sabemos, eso incluye al universo, que si bien está en expansión continua, no hay materia nueva, sino la misma que existió desde la Gran Explosión, sólo que abarcando más espacio. (En este momento no me meteré a la discusión de cuál es el espacio que dicha masa está ocupando; si es un vacío o un lugar hueco.) Parece ser, entonces, que la idea de perfección sí tiene un referente tangible. Todo lo limitado nos lo recuerda, reminiscientemente, una y otra vez. La perfección es el límite total. Alcanzada la perfección el movimiento deja de existir, porque como bien lo advirtió Heráclito, el movimiento es cambio. Lo perfecto no puede cambiar, porque entonces no sería perfecto.

Rosario Leiva Ruiz (San Fernando)

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